domingo, 25 de febrero de 2018

ESTAMPA CONVENTUAL. Nuevos Residentes



1ESTAMPA CONVENTUAL.
NUEVOS RESIDENTES.


Que los animales disfrutan y gozan es un hecho. No me preguntes acerca de los mecanismos que pulsionan, que colaboran o conducen a estos especímenes irracionales al disfrute, al gozo, a la alegría y, sin embargo, es un hecho.

Los filósofos dicen que «contra factum non est argumentum»

Ahí está, lo vemos estos días en el corralón del CONVENTO DE SAN JOSÉ. Hace unos días Joaquín, Joaquinín, que le llama la gente, presidente de la Cofradía de La Sacramental y de otra más, había regalado un gallo al P. Luis Torres (el P. Luis es un hombre con una debilidad -también tiene otras, no vayas a creer-, pero una descuella por encima de las demás, yo creo que hasta por encima del futbol, los animales -siempre he creído ver en su hábito de carmelita el color del hábito de San Francisco, el de Asís, el amigo de los animales. Crió pájaros a mansalva, y sigue en ello, tiene dos perros, macho y hembra y ahora le ha dado por dar posada en el corralón del CONVENTO DE SAN JOSÉ a un gallo y dos gallinas) ha estado el pobre animal, el gallo, no el P. Torres, desde el  jueves de la semana pasada hasta el lunes totalmente triste, anonadado, hundido, echado sobre el duro y frío cemento de lo que fuera, en tiempos, una conejera y que está llamado a albergar canarios. Pero, mientras tanto, ahí le puso. Venía el pobre gallo de una gran nave donde compartía feliz existencia, aunque, a veces, se diera de picotazos en la cresta con otros dos gallos, y bastantes gallinas. Muy mal le sentó al pobre el cambio, tanto, que no quería saber nada de la vida: no picoteaba el maíz ni siquiera bebía agua. Parecía que se estuviera despidiendo de la vida. Pues, de esa manera, no merecía la pena ser vivida. Pasó así dos días. Al tercero picoteó algo y algo bebió, pero seguía indolente, encerrado en su plumón y tirado en el frío suelo. Sí, seguía triste. No se subía en los travesaños de un taburete puesto patas arriba para que el frío del suelo no le llegara al cuerpo a través de las patas hasta... que sintió el cacarear de dos gallinas ponedoras, jovencitas, que habían surgido, como por ensalmo, de la oscuridad artificial de una caja de cartón. Todo cambió. Las patas acalambradas por el frío que se adueñó de ellas durante cuatro días no fueron óbice para que saliera de su paroxismo. Estiró sus alas. Las sacudió varias veces. De su garganta salieron sonidos que encontraron respuesta en las gargantas de las recién llegadas. Empezó a picotear por el suelo mientras entonaba una cancioncica de las suyas. Levantaba la cabeza, la cresta había sacado un colorido ya olvidado y...volvía a picotear, diríase que estaba induciendo a las congéneres a hacer lo mismo. Y lo hicieron. Ya se hicieron las presentaciones y todo cambió en un abrir y cerrar de ojos. Iba alegremente de un lugar a otro. Escarbaba con sus patas y picoteaba el suelo. Levantaba el gañote y, con un cacareo especial, llamaba a sus congéneres recién llegadas y, ellas, no le hacían ascos. Solo paraba en seco cuando una de ellas le dedicaba una placentera sesión de adecentado de las plumas o, en su caso, de despioje.

Sí, cambió el cariz como «de la noche al día». El gallo dejó de ser algo tirado en un frío rincón del suelo y se convirtió en el más apuesto galán. No podía ser de otra manera ante la presencia de dos guapísimas gallinicas. Tenía que lucirse y sacar pecho. Y ¡lo hizo!

¡Qué será la COMPAÑÍA!
Mi madre, con aquella pedagogía tan suya, nos inculcaba, con harta frecuencia, lo beneficioso que es VIVIR UNIDOS:«HIJOS, LA COMPAÑÍA DIOS LA AMÓ», nos decía. Con un lenguaje altamente teológico (Dios, que es AMOR, en su TRINIDAD es COMPAÑÍA), nos lo inculcó de tal manera que, entre los cuatro hermanos, se dio aquella unión hasta que la muerte me los fue llevando uno a uno (Que tengan gloria).

¡«AY DEL SOLO»! dice la Biblia (Eclesiastés 4,9-12). «Hay del solo...» ¿a quién va a recurrir si tiene una necesidad? ¿A quién va amar si tiene necesidad de amar y de ser amado?
2¿Quién le va a decir que es persona?...

¡¡¡AY DEL SOLO!!!

El gallo de nuestro corralón estuvo cuatro días solo...

Raudo sale en tu busca, porque no quiere estar solo, mi saludo, mis

        ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
25.2.2018 Domingo. P. Alfonso Herrera. O. C.

No hay comentarios:

Publicar un comentario